No es más que un pez dentro de un acuario, convencida de que el mundo es ese ínfimo espacio en el que se desliza sin alzar los ojos.
Si un día se cansa y se atreve a romper su muro de cristal, la muerte le sorprenderá en su casi imperceptible libertad. Porque no habrá nadie que la lleve al mar, nadie que la salve.
Fotografía de Michael Dweck (mermaids)
viernes, 22 de mayo de 2009
Sirenas de ciudad
Publicado por maria en 10:23
Etiquetas: Microrrelatos
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