Rafael Alberti ya llevaba casi un siglo en el mundo, pero estaba contemplando la bahía de
Cádiz como si fuera la primera vez.
Desde una terraza, echado al sol,
perseguía el vuelo sin apuro de las gaviotas y de los veleros, la
brisa azul, el ir y venir de la espuma en el agua y en el aire.
Y se volvió hacia Marcos Ana,
que callaba a su lado, y apretándole el brazo dijo, como si nunca
lo hubiera sabido, como si recién se enterara:
-Qué corta es la vida.
Una historia pequeñita de Eduardo Galeano que me devuelve la sonrisa de espuma de mis dos soles.
lunes, 9 de julio de 2012
LA MAR
Publicado por maria en 18:34
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4 comentarios:
Que bonito María.. a ver cuando regresamos a nuestras tertulias literarias.. que bonito!!
Que bonito María.. a ver cuando regresamos a nuestras tertulias literarias.. que bonito!!
i Like you!!
:)
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