Hay libros que me obligan a leer mientras camino. Andando por la calle me dejo arrastrar por sus palabras. Son mis pies los que me devuelven a casa.
Y hay libros sobre los que construir todo un mundo interior. Pongamos como ejemplo aquellos maravillosos relatos sobre heroinas invisibles. Personajes de cuento que inician una búsqueda que parece conducirlas a un refugio seguro.
Y de repente se rebelan. Gastan sus zapatos en fiestas gitanas y regresan humedecidas de rocío, cansadas, muertas de sueño.
Música para el post: Tokio Je T aime
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