viernes, 28 de agosto de 2009

Viva la vida



El postre está sobre la vieja mesa del comedor. Clavas el cuchillo y mi alma cruje como la redonda sandía que se parte en dos. El olor rojo deshace mi boca. Me tranformo en agua.

Viva la vida
de Frida Kahlo

jueves, 13 de agosto de 2009

Vacaciones

Cuando mañana termine mi jornada laboral experimentaré esa agradable sensación de saber que voy a disfrutar de una semana colmada de un intenso sabor a salitre. Por fin nos vamos a la playa!

La foto del japonés Yushiyuki Iwase la encontré en Marlango.
Su web está llena de fotografías preciosas que aportan una mirada muy especial de la cultura nipona. Llaman poderosamente mi atención sus desnudos

martes, 11 de agosto de 2009

Noches extrañas

Generalmente no recuerdo el contenido de mis sueños pero esta madrugada me desperté sobresaltada por unas imagenes grotescas que me dejaron sumida en un inoportuno insomnio. Supongo que cené demasiado y como una idea lleva a la otra, os dejo un fragmento de uno de esos libros que merecen la pena ser leídos.

"Entre tanto, me revolvía en la cama, cada vez más nervioso: ya las sábanas estaban arrugadas, me molestaban y era inútil que procurase alisarlas pasando y repasando la pierna a lo ancho: sus pliegues se multiplicaban incansablemente. y yo, cambia que te cambia de postura, boca arriba, boca abajo, de medio lado al borde de la cama, con un malestar creciente...¿Qué demonios me pasaba?¿Qué era aquello? Tenía la boca llena de saliva, y sentía en el estómago un peso terrible. La comida... Varias veces me había negado al recuerdo de la comida, que pretendía insinuarse en mí; a cada solapado asalto, me cerraba, pensaba en otra cosa. Pero ahora, de pronto, se me coló de rondón la rídicula idea, una idea absurda. Me pregunto yo de qué valen las luces de la inteligencia si es suficiente un simple empacho para que tomen cuerpo en uno las más disparatadas impresiones y, con increíble testadurez, se afirmen contra toda razón. Véase cuál fue la estúpida ocurrencia: que aquel peso insoportable, aquí, en el estómago, era nada menos que la cabeza del cordero, la cabeza, sí, con sus dientecillos blancos y el ojo vaciado. No hacía falta que nadie me dijera cuán disparatado era eso: ¿acaso no sabía muy bien que la cabeza no se había tocado? Allá se quedó, en medio de la fuente, entre pegotes de grasa fría. Si por un instante había temido yo que me la ofrecieran como el bocado más exquisito, es lo cierto que ninguno llegó a tocarla: para la cocina volvió, tal cual, en el centro de la fuente. Y sin embargo -incongruencias del empacho-, la sensación de tener el estómago ocupado con su indominable volumen resutaba tan obvia, tan convincente, que ya podía yo decirme: "¡la cabeza volvió a la cocina sin que la tocara nadie!", no por eso dejaba de sentir su asquerosa y pesada masa oprimiéndome desde abajo la boca del estómago."
Francisco Ayala. La cabeza del cordero.

En esta ocasión he preferido prescindir de la imagen gráfica.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Regreso al pasado

Imágenes como ésta pueden arrancarte una sonrisa si estás convencida de que representa un modelo de sociedad que superaron nuestras abuelas a base de transgresiones. Lamentablemente, en pleno siglo XXI en nuestro país, pueden encontrarse claros indicios de que queda muchísimo camino por recorrer. Todavía existe, y se transmite, la creencia de que el lugar de las mujeres está en el espacio doméstico, asumiendo su función de esposa y madre, pero no siempre aparece ante nuestros ojos de manera tan descarada como en el programa pedagógico genia.

Imagen vía diskursdisko