martes, 12 de febrero de 2008

Julio


Releeo a Córtazar en un orden incierto que supuestamente te lleva al cielo. Hace tiempo que me dejo arrastrar por la magia de sus relatos y en estos días vuelvo a reencontrarme con Horacio y la Maga.
Entre las páginas de Rayuela encontré un capítulo que me hizo recordar una terrorífica historia de una persona muy cercana. La transcribo en este post.

RIESGOS DEL CIERRE RELÁMPAGO

El British Medical Journal informa sobre una nueva clase de accidente que pueden sufrir los niños. Dicho accidente es causado por el empleo de cierre relámpago en lugar de botones en la bragueta de los pantalones (escribe nuestro corresponsal de medicina).
El peligro está en que el prepucio quede atrapado por el cierre. Ya se han registrado dos casos. En ambos hubo que practicar la circuncisión para liberar al niño.
El accidente tiene más probabilidades de ocurrir cuando el niño va solo al retrete. Al tratar de ayudarlo, los padres pueden empeorar las cosas tirando del cierre en sentido equivocado, pues el niño no está en condiciones de explicar si el accidente se ha producido al tirar del cierre hacia arriba o hacia abajo. Si el niño ya ha sido circuncidado, el daño puede ser mucho más grave.
El médico sugiere que cortando la parte inferior del cierre con alicates o tenazas se pueden separar fácilmente las dos mitades. Pero habrá que practicar una anestesia local para extraer la parte incrustada en la piel.

The observer, Londres.

1 comentarios:

Carlos G. dijo...

Recuerdo aquel niño que se quería cortar las venas en alta mar, y al que le daba miedo dar la vuelta a la esquina por si de repente se encontraba Plaza Nueva.
Al que un día le dió por pasear en bicicleta por el "Callejón de en Medio" y al poco le estaba dando la vuelta a Sierra Nevada.
Hasta para tener accidentes tenemos primero que estar vivos.